Tierra de Pinares
Un manto verde bajo el cielo azul
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• Patrimonio cultural
La Tierra de Pinares es quizá, tanto por su paisaje, como por sus tradiciones y arquitectura la más característica de Soria. Enclavada entre la sierra Cebollera y los Picos de Urbión, al norte, y la sierra de Cabrejas, al sur.
De estas alineaciones montañosas, y más concretamente de las alturas de Urbión, brotan los arroyos y fuentes que, tras remansarse en el embalse de la Cuerda del Pozo, dan cuerpo al río Duero, artífice en su descenso hacia el Este de los frescos y verdes prados de la comarca. Nace el Duero incipiente cerca de la llamada Laguna Negra, abrupto paraje a unos 1.780 m de altitud sembrado de profundos barrancos e increíbles peñascos, junto a gigantescos pinos y frondosas hayas.
Un poco de Historia
Antes de la dominación romana la zona contaba con población celtíbera, aunque algunos castros, como los de El Pico (Cabrejas del Pinar) y Alto del Arenal (San Leonardo), son anteriores. Existen menciones históricas que citan ya a Visontium (Vinuesa) como ciudad contemporánea de Numancia. De Vinuesa partía una calzada hacia la actual Osma (la Uxama celtíbera y después romana). Todavía contemplarse el puente romano sobre el Duero cuando las aguas del embalse de la Cuerda del Pozo bajan lo suficiente.
Durante la dominación árabe fue tierra de nadie por espacio de dos siglos. Lo abrupto del terreno, y el sombrío y espeso pinar, eran elementos poco favorables a campañas bélicas. Del pasado guerrero de la comarca queda el recuerdo de los castillos de Cabrejas del Pinar e Hinojosa de la Sierra, mientras el de San Leonardo, del siglo XVI, fue pionero de los que se levantarían en América.
Está documentado el uso de sus bosques durante el siglo XIV como cazadero del rey Juan I de Castilla, quien durante un año fijaría su residencia en Soria convocando en 1380 las Cortes del reino en la capital. Con Juan II de Castilla, Vinuesa y su territorio adquirieron plena jurisdicción como atestigua todavía la presencia de una picota o rollo en una de sus plazas. Numerosos palacios y casonas de piedra labrada, casi todos destruidos durante la Guerra de la Independencia, adornaron sus calles desde la Baja Edad Media hasta la invasión napoleónica, como testimonio de su esplendor en el siglo XVI y en el siglo XVII. Destacan la Casa Concejo y el palacio que edificó Pedro de Neyla, arzobispo de Palermo.
Otras localidades de la comarca, como Molinos de Duero, cuentan también con casonas que atestiguan la riqueza pasada, sólo que en este caso gracias al tráfico de las carretas. Son notables en Molinos las obras de rejería, los muros de sillería y los arcos de gran curvatura, con macizas dovelas, que sirven de acceso a las casas.
Aparte de estas construcciones civiles, se conservan también bellos monumentos religiosos, como las iglesias románicas de San Mamés en Montenegro de Cameros y Arganza, esta última con los arcos cegados; las iglesias de Vinuesa y Covaleda, y el monasterio jerónimo de Espeja, construido entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV.
La Carretería
En tiempos de los Reyes Católicos, nació en la comarca de Pinares, en las laderas de Urbión e incluyendo parte de las provincias de Burgos y Soria, la conocida como Hermandad de Carreteros Serranos. Su radio de acción abarcaba los pueblos de Duruelo, Covaleda, Molinos de Salduero, (hoy Molinos de Duero y Salduero) y San Leonardo, con sus aldeas Arganza, Navaleno, Casarejos y Vadillo. Más tarde se unieron las villas de Cabrejas del Pinar, Abejar, Herreros y Villaverde del Monte.
Su objetivo era lo que hoy denominaríamos una gran empresa de transporte público, por cuenta de la Corona; de esta forma participaban en todos los acontecimientos importantes de la época, lo mismo acarreando avituallamientos para los ejércitos en la campaña de Granada, que en la distribución de las cargas procedentes del Nuevo Mundo.
La composición de cada transporte era de unas 30 carretas en orden de marcha. La organización de esta Hermandad era peculiar; estaba compuesta por los propietarios de carretas, en número variable de cuatro a seis de promedio, con unos 14 ó 15 bueyes. En Molinos de Salduero, en el siglo XVIII, se llegaron a contabilizar 872 carretas y 2.617 bueyes, cifra que impresiona y da una idea de la importancia que alcanzó esta industria. El total de trabajadores era de 1.400 y más de 1.000 dueños de unas 6.000 carretas con unos 18.000 bueyes. Hubo propietarios que llegaron a disponer de hasta 47 carretas. Una serie de leyes sobre acotamientos limitaron su actuación hasta que desapareció en el siglo XIX.
Municipios de Tierra de Pinares
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La suerte de Pinos
- • La riqueza tradicional de la comarca dependió en su momento de la carretería, y siempre del aprovechamiento de los pinares por cada pueblo. Las condiciones de vecindad con derecho a suerte de pinos varían algo de una comunidad a otra. Generalmente, se requiere haber nacido en el pueblo, ser hijo o nieto de algún vecino y residir habitualmente en la localidad; el derecho se adquiere después de la boda (una suerte cada familia, y los solteros mayores de 25 años media suerte).
- • La suerte de pinos tiene lugar en el mes de septiembre, que es cuando se efectúa un recuento del volumen de leña y troncos sobre el terreno. Posteriormente, se seleccionan y señalan los pinos, descortezándolos, marcándolos e indicando con un rebaje la dirección de su caída: es la selección que se conoce como pinos de Concesión o Privilegio. El resto de la tala es señalada y organizada por los ingenieros. Después de reconocido el terreno, y anotados los daños causados, operación que se conoce como "cortada de blanco", cada Ayuntamiento hace tantos montones como vecinos tiene con derecho a suerte, y sortea los lotes entre ellos. Los troncos, descortezados, oreados y curados, se acarrean (antiguamente con bueyes) por caminos y veredas forestales, para venderlos a las serrerías.
- • Los ingresos derivados de las suertes de pinos, como del derecho a resinar o de los salarios de la corta, descortezado, limpieza del monte y acarreo, hacen que esta comarca tenga un nivel económico medio superior al del medio agrario español.