Valle del Isuela y la Muela de Beratón
Un enclave pirenáico en ambiente mediterráneo
A la sombra del Moncayo se encuentran los bellísimos valles del Isuela y Araviana, que nacen ambos en el término de Beratón, la localidad a mayor altitud de la provincia (1.395 m). Curiosamente, los dos ríos desaguan en cuencas opuestas, mientras el primero vierte sus aguas a la del Ebro y por ende al Mediterráneo, el Araviana lo hace a la del Duero y al Atlántico.
Pero hay otra curiosidad más en este entorno: la Muela de Beratón, un sorprendente reducto de especies pirenáicas.
Muela de Beratón
La Muela de Beratón es un importante refugio florístico que alberga numerosas especies de alto interés. Este enclave es como un trozo de tierra del Pirineo calizo que hubiera derivado hacia el sur y se hubiera llevado además todo el conjunto de seres vivos allí existentes. La plantas que aquí encontramos son más o menos habituales en los Pirineos y muy raras en otras montañas situadas más al sur. La muela de Beratón es un refugio de vegetación alpina y pirenaica que no ha podido extenderse más hacia el suroeste de la Península Ibérica. Aquí encuentran su límite de distribución meridional varias especies de la vegetación de las montañas europeas entre las fisuras de los cantiles y en las laderas rocosas. Esta condición de "islote pirenaico" se hace extensiva a la fauna, cuyo máximo exponente es el quebrantahuesos, una especie de ave que en España por el momento solo nidifica en Pirineos, además de en este recóndito paraje del sistemá Ibérico.
Valle del Isuela
El valle del Isuela es una buena muestra de espacio de montaña mediterránea; se extiende desde la localidad soriana de Beratón, donde nace, hasta Morata de Jalón, en donde, después de recoger los aportes del Aranda, comunican sus cauces con el del Jalón. A pesar de su corto recorrido, presenta muestras de tres pisos bioclimáticos. En las costas superiores del valle, por encima de los 1500 m en la zona del Morrón, se delimita el piso oromediterráneo, caracterizado por la presencia de matorrales de aspecto achaparrado debido a la influencia de los vientos y de la innivación invernal, dominados por piornales y enebrales, que se alternan en las zonas de drenaje de los barrancos con algunos pastizales.
El piso supramediterráneo se extendería desde el límite con el anterior y los 900 o 1000 m de altitud aproximadamente. Éste se encuentra bien representado en la sierra del Tablado y en general en toda la cabecera del valle hasta dicha cota, y aparece dominado por los robledales, estando bien representados los rebollares o marojales (Quercus pyrenaica) en las localizaciones más húmedas, y los quejigares(Quercus faginea). Por debajo de este nivel se extiende, de forma amplia, el piso mesomediterráneo, con presencia de la encina (Quercus rotundifolia) y los matorrales subseriales a que da lugar la degradación de sus formaciones boscosas, siendo especialmente reseñable por su abundante presencia los matorrales de romero (Rosmarinus officinalis).
Toda el área, con la excepción de la sierra del Tablado, tiene un sustrato geológico de carácter básico dominado por la roca caliza, a veces alternada con areniscas rojas triásicas, siendo predominantes los terrenos secundarios. Ello posibilita que exista una abundancia de cantiles rocosos que pueden llegar a ser muy espectaculares por la altura que alcanzan (hasta más de 100 m) y por las formas de erosión que presentan, existiendo buenas muestras en los sectores de Calcena y Purujosa, y en Morata de Jalón. La sierra del Tablado, de edad paleozoica, tiene un sustrato de pizarras y areniscas silíceas, lo que se traducirá en la presencia de formaciones vegetales peculiares respecto al entorno dominante.