Nacimiento del río Qeiles
Un transvase subterráneo del Duero al Ebro
Espectacular nacedero del río Queiles, de un metro de diámetro, del que brotan 1500 litros de agua por segundo como término medio. Este fenómeno le convierten en el manantial más espectacular de Europa en cuanto a flujo de litros por segundo continuos. Está situado a escasos 200 metros de Vozmedianode, y la calidad de sus aguas son aprovechadas por una piscifactoría ubicada a pocos metros.
El río Queiles mana a borbotones en una sima situada a unos 1.000 m de altitud, sobre la falda septentrional del Moncayo. El sentido ascendente y la fuerza con que el agua sale al exterior le valen la denominación de "fuente vauclusiana".
El régimen pluvionival condiciona una fuerte oscilación de su caudal, entre 500 y 3.000 l/s, concretándose el período de aguas altas entre los meses de diciembre y abril, con un máximo en enero. No obstante, la permanencia de la nieve en las cimas durante todo el invierno y parte de la primavera, contribuye a su regulación natural. Con este caudal es el segundo mayor manantial de Europa y supone el 85% del aporte total del Queiles.
Su cuenca de abastecimiento invade la del Araviana, ya que las escorrentías que recoge este curso en la vertiente meridional del Moncayo se infiltran en la propia cabecera, surgiendo en Vozmediano.
Constituye un transvase subterráneo del Duero al Ebro estimado en 634 l/s. La voz popular lo recoge en su dicho: "Moncayo ladrón -manas en Castilla y riegas Aragón".
Este importante caudal unido a su impetuoso descenso por el barranco camino de Aragón, propició la creación de saltos de agua para la producción eléctrica. Desde su nacimiento hasta Los Fayos, siguiente localidad por la que discurre, llegaron a estar en funcionamiento en las décadas pasadas hasta cinco centrales hidroeléctricas, de las que sólo dos se explotan en la actualidad.
El nacedero se ubica en este espectacular entorno donde están presentes varias especies de ribera, chopos y pinos de repoblación. La abundancia de agua, junto con la formación de represas naturales o artificiales, potenciaron -en fechas pasadas- el aprovechamiento piscícola, principalmente trucha y cangrejo.