De Fernán Antolínez y Pascual Vivas
Fernan Antolínez, Hombre Noble
UBICACIÓN DEL RELATO San Esteban de Gormaz
≈ Por el P. JUAN DE MARIANA
Garci Fernández, Conde de Castilla, al principio que tomó el gobierno, peleó con los moros, cerca de San Esteban de Gormaz, a la ribera del río Duero. Murió gran número de moros, los demás se salvaron por los pies.
Aconteció en aquella batalla una cosa digna de memoria.
Fernán Antolínez, hombre noble y muy devoto, oía misa al tiempo que se dio señal de acometer; costumbre ordinaria suya, antes de la pelea, por no dexarla comenzada, se quedó en el templo quando se tocó al arma. Esta piedad, quan agradable fuese a Dios, se entendió por un milagro.
Estábase primero en la iglesia, después escondido en su casa, temía no le afrentasen como a cobarde.
Estando otro a él semejante, es a saber, su ángel bueno peleaba entre los primeros, tan valientemente, que la victoria de aquel día se atribuyó, en gran parte, al valor del dicho Antolínez.
Confirmaron el milagro las señales de los golpes y las manchas de sangre, que se hallaron frescas en sus armas y caballo.
Así, publicado el caso y sabido lo que pasaba, quedó más conocida la inocencia y esfuerzo de Antolínez.
- Tomado este relato de la Historia de España, del P. Juan de Mariana, volúmen 1º, edición de 1623, libro 8º, cap, IX, págs. 426-427. «De Bermudo el gotoso, rey de León» (B. N. - R. / 23.834)
- • Recopilado y anotado por Florentino Zamora Lucas, Correspondiente de la Real Academia de la Historia.
- • El nombre de los pueblos concuerda con el que era utilizado en la época del texto.
Mientras Fernan Antolínez está oyendo misas, un ángel tomando su figura pelea en la batalla; salvando así el honor del devoto caballero [ROMANCE]
≈ Por LORENZO DE SEPÚLVEDA
San Esteban de Gormaz,
Fuerte eres y torreado,
Ganárate de los moros
El buen Conde castellano
Nombrado Garci-Fernández
El valiente y esforzado.
Batalla tiene aplazada
Con esos moros paganos.
Antes de salir a ella
Oyen misa los cristianos.
En la compaña del Conde
Estaba un hidalgo honrado,
Fernán Antolínez le llaman,
De Dios es muy abogado,
El cual tiene por costumbre,
En devoción inflamado,
De oír todas las misas
Que se dicen en sagrado,
y no salir de la Iglesia
Hasta se haber acabado.
El Conde que oyó una misa
Luego se saliera al campo:
Al Vado del Cascajar
Los moros pierden el campo.
Su escudero de Antolínez
De su amo ha murmurado
Diciendo quél con cobardía
No osa salir al campo,
y que no era devoción
La que muestra y ha mostrado.
Mas viendo su corazón
Dios por él hizo un milagro:
Por quitarlo de vergüenza
Nunca menos fuera echado.
Peleó valientemente
En los moros hizo estrago
Un hombre, que a él parecía
En las armas y caballo.
Y al moro que trae la seña
Muerto le habíe y derribado.
En todos los caballeros
Ninguno es más señalado;
De su bondad hablan, todos,
De todos era estimado:
Con la sangre de los moros
El campo deja bañado.
Acabadas son las misas,
Vencidos son los paganos:
Metido se está en la iglesia
Antolín, de avergonzado,
Porque todos le tendrían
Por cobarde acobardado.
Dios, que vio su voluntad
De vergüenza lo ha librado,
En su pespunte y loriga,
De que su cuerpo era armado
Y el caballo en que cabalga
Las heridas se han mostrado,
Que dieran al que por él
Ha andado peleando.
Por él preguntaba el Conde,
Todos lo andan buscando;
En el campo no parece,
En la Iglesia fuera hallado.
El Conde que hobo sabido,
Todo lo que ha pasado,
Alabará a Dios del Cielo,
Loores le estaba dando:
Porque enviara su ángel
A lidiar por su abogado.
- Este bello y popular romance de Lorenzo de Sepúlveda, vecino de Sevilla, ha sido el más divulgado y el mejor conocido sobre el caballero Fernán Antolínez, y, al parecer, fue el primero que «aireó», en letras de molde, este nombre, del caballero que no acudió al combate del Vado del Cascajar.
- Apareció primeramente en su Romancero. Amberes, año 1551 y, posteriormente, en Romances nuevamente sacados de historias.
- • Recopilado y anotado por Florentino Zamora Lucas, Correspondiente de la Real Academia de la Historia.
- • El nombre de los pueblos concuerda con el que era utilizado en la época del texto.