La muerte de Garcilaso
La muerte de Garcilaso (EL ROMANCERO DE SORIA)
UBICACIÓN DEL RELATO Soria
≈ Por BONIFACIO SANZ DE PABLOS
-
I
- Ciñe la regia corona,
- de Castilla, Alfonso onceno,
- contra el que en armas
- alzóse otra vez el turbulento
- infante D. Juan, al frente
- de sus parciales y deudos.
- Dar quiere el rey golpe rudo
- al que con tal desafuero
- ocasión propicia ofrece
- al ejército agareno,
- para que en peligro ponga
- la seguridad del reino;
- y a fin de lograrlo, ordena,
- que sin perder un momento,
- su merino Garcilaso
- salga veloz, al encuentro
- del que con audacia tanta,
- y olvidando juramentos
- en Valladolid prestados
- ante los nobles y el pueblo,
- rebelde contra el monarca
- álzase arrogante y fiero.
- Parte a cumplir el merino,
- del rey D. Alfonso onceno
- los mandatos, del que mira
- como su señor y dueño;
- y a los feudales señores
- de los castillos raqueros,
- a los jefes de mesnada,
- y a las villas, y a los pueblos,
- premiosas órdenes manda
- que veloces mensageros
- llevan, para que auxilien
- del monarca los intentos,
- con sus recursos los unos,
- otros con sus mesnaderos;
- y hacia la ciudad Soriana
- dirígese con sus deudos,
- sin sospechar que allí le esperan
- impensados contratiempos.
-
II
- Cundían en Soria en tanto
- entre los nobles las quejas,
- por la omnímoda privanza
- que al valido concediera
- el rey, cuando cierto día
- presentóse ante sus puertas
- el favorito, creyendo
- que en extremo fácil fuera sacar
- de allí, no pequeños recursos,
- para la empresa que le traía.
- Entre tanto, con verdadera
- insistencia, corrido la voz había
- entre el pueblo y la nobleza,
- de que no va Garcilaso
- hacia la soriana tierra,
- en demanda de recursos,
- sino que más bien le lleva
- el afán de apoderarse
- de la ciudad por sorpresa,
- y castigar de los nobles
- el orgullo y la insolencia,
- haciendo rodar, sañudo,
- las más erguidas cabezas.
- Creyendo que va a ser causa
- de disgustos su presencia
- dentro de la ciudad, niéganle
- corteses la entrada en ella,
- y ofrécenle que si busca
- recursos para la guerra
- contra el infante, bien puede
- partir para la frontera,
- seguro de que de Soria
- no han de faltarle ni fuerzas
- ni vituallas; que de todo tendrá,
- pero que no quiera entrar,
- donde entrar no puede
- sin ofender la nobleza
- de una ciudad, que orgullosa
- entre sus derechos cuenta
- el de que sus bravos hijos
- ser obligados no puedan
- a salir nunca, a campaña,
- a que sus reyes no fueran.
- Cegó en cólera el valido,
- rienda libre dio a la lengua,
- y en insultos desatóse contra
- quien de tal manera
- a sus intentos se opone,
- sin ver que con su soberbia
- lejos de dar fuerza y brillo
- al regio poder, le amengua.
- Tal excitación produjo
- en los Sorianos la ofensa
- que lo que antes fueron ruegos
- trocáronse en exigencias.
- Unánime fue el acuerdo
- entre el pueblo y la nobleza
- de no conceder entrada
- en la ciudad, al que en ella
- entre como dueño quiere,
- debiendo entrar, si le dejan,
- como huésped cariñoso
- y humilde, que a pedir llega
- lo que las sorianas gentes
- nunca, ni a nadie le niegan.
- Aún más irritó al privado
- tan varonil entereza;
- de la ciudad apartó se,
- y a ocultar fue su impotencia
- y su coraje al convento
- de San Francisco que cerca
- de los almenados muros,
- de la población, se asienta
- para dar tiempo a que vayan
- uniéndosele más fuerzas,
- con las que entrar pueda, donde
- a dejarle entrar se niegan.
- Dar al olvido no pueden
- los de Soria, ni la ofensa
- ni la amenaza; y queriendo
- venganza tomar, acuerdan
- abrir un portillo al muro
- por el que lánzanse,
- apenas los vigías les avisan
- que hállase el valido cerca;
- y aun cuando del Monasterio
- tras de los muros se alberga,
- pronto el popular tumulto,
- echando abajo las puertas,
- precipítase en su busca,
- dando con él en la Iglesia
- dó halló la muerte,
- pagando con su sangre,
- su imprudencia.
- Publicada en Recuerdo de Soria, núm. 4, 1894, Segunda época, págs. 65-66.
- • Recopilado y anotado por Florentino Zamora Lucas, Correspondiente de la Real Academia de la Historia.
- • El nombre de los pueblos concuerda con el que era utilizado en la época del texto.
≈ Bonifacio Sanz de Pablos
- Nacido y muerto en Soria, 1848-1904, donde fue jefe del Centro de Telégrafos. Compuso numerosos romances y el opúsculo en verso Tipos de Soria (1897). Publicó en «Recuerdo de Soria» varias leyendas («Antes que cobarde, muerto», «El Campo de la Verdad», «La guarda de Alfonso VIII» y «La muerte de Garcilaso») y colaboró también en otros periódicos locales.
- Publicamos en CaminoSoria.com las cuatro leyendas mencionadas.