Palacio-torre de Doña Urraca
En realidad, Palacio de los Beteta o Sorovega
- • Construcción: Siglo XVI
- • Estilo arquitectónico: Plateresco
- SORIA
En una rinconada de la Plaza Mayor, tras de la Audiencia, queda un torreón del que fue palacio de los Beteta que, por tradición mal interpretada, se ha llamado "torre de doña Urraca". La leyenda atribuye el encierro de Doña Urraca por parte de su esposo, Alfonso I el Batallador, entre los muros del torreón, pero no existen datos del paso de la Reina de Castilla por este edificio, que además es de construcción muy posterior.
Aunque no fue prisión de la veleidosa reina, sí fue lugar de hospedaje de nobles cuando acudían de visita a Soria, entre los que cabe destacar al mismísimo Felipe II y a Santa Teresa de Jesús, cuando se desplazó para fundar el convento de Carmelitas. Precisamente desde esta torre bendijo el entonces Obispo de Osma a Santa Teresa a su llegada a la ciudad la tarde del 29 de mayo de 1581.
Del edificio del XVI, también conocido como Palacio de Sorovega, sólo queda este torreón, que debió tener alrededor un perímetro casi amurallado con muros de piedra almenada. En la fachada, con tres de los cuatro pisos que tuvo en origen, se abre bajo una decoración de candelabros un balcón adintelado. La sencilla puerta en arco da acceso al patio que tuvo el palacio. En el interior algunas dependencias cuentan con artesonado de madera.
• Leyenda de La torre de Doña Urraca
Galería Fotográfica
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Un poco de Historia
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Palacio de los Beteta o Sorovega
- • A comienzos del siglo XVI el propietario del inmueble debió ser un rico judío quien lo vende en 1536 a la poderosa familia de los Betetas, alcaides del castillo. Habiendo muerto sin sucesión en 1577 el último descendiente directo, don Jorge de Beteta y Castilla, dejó sus bienes a su sobrino Juan de Castilla y Beteta, que había adoptado el apellido de su madre "Castilla". Era Maestrescuela de la Colegiata y párroco del Espino. Murió el 1 de septiembre de 1589, ocho años después de haber conocido a Santa Teresa. Quedó entonces en posesión del Mayorazgo su hermana doña Juana de Castilla, casada con Fernando de Vega, señor de Grajal, heredando después todos los bienes el segundo hijo de éste matrimonio, Suero de Vega. De donde proviene por contracción el otro nombre con que se conocía este Palacio, de Sorovega, y que ha acabado por dar nombre a ese tramo de calle.
- • En 1603 el palacio sufrió un incendio salvándose sólo la torre. La última propietaria noble que habitó la torre fue la Duquesa de Fernán Nuñez quien lo vendió en 1855. Tiempo después pasó a tener uso hostelero, ubicándose allí la llamada "Posada de la Gitana". Más tarde pasaría a ser propiedad de la familia Ruiz Pedroviejo, importantes industriales sorianos.
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La torre sobrevivió al desastroso incendio
- • El edificio del siglo XV constaba de una elevada torre, de gruesos muros, levantada hasta tres pisos sobre una planta rectangular cuadrada, de mampostería, con piedra sillar en las esquinas, puertas y ventanas, y artesonado en los techos de algunas habitaciones de el interior. El tercer piso se derribó en su última reforma. Si las dobles molduras que rodean las jambas y dinteles se dieron en los edificios primitivos, no sería obstáculo para asignarle una gran antigüedad. Los balcones platerescos fueron realizados mucho después de la construcción del edificio, y los vanos pudieron ser perfectamente las ventanas primitivas convertidas en dichos balcones.
- • La torre estaba unida a la fachada principal del palacio, construida posteriormente y que se quemó en el siglo XVII, subsistiendo la torre por el grueso de sus muros y su mayor altura. La fachada, marcando ya la transición al renacimiento, era de estilo plateresco. Seguía la tipólogía extendida en la ciudad, aplicada en el Palacio de los Ríos y Salcedo o en la portada sur de la Concatedral de San Pedro, abriéndose en arco de medio enmarcado entre pequeñas pilastras, con alto friso y coronada por una ventana que se decoraba de igual manera que los balcones de la torre. La fachada se sustituyó por una puerta más sencilla que da lugar a un espacio amplio y abandonado donde se pretende acometer la ampliación del Centro Cultural Palacio de la Audiencia.