Ruinas de la Iglesia de San Nicolás
Alto valor artístico de una iglesia en ruinas
- • Construcción: Siglos XII-XIII
- • Estilo arquitectónico: Románico
- • Catalogación: Monumento histórico-artístico Provincial desde 1962
- ➜ SORIA
Templo románico construido entre los siglos XII y XIII, que figuraba ya entre las primitivas parroquias en el censo de 1270 de Alfonso X el Sabio. Su deterioro progresivo llevó a que en 1858 se desmontara la techumbre y en 1908 se trasladó su portada a San Juan de Rabanera.
En el transepto todavía son visibles, aunque muy deterioradas, restos de pinturas murales protogóticas que narran el asesinato de Tomas Beckett, obispo de Canterbury, influencia de Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso VIII. En el retablo del altar mayor, actualmente en la iglesia de San Francisco, se representan pasajes de la vida de San Nicolás, destacando uno en que el santo resucita a unos niños quienes salen de un cubo de carne humana en conserva que un arriero llevaba para la venta. Las ruinas de San Nicolás fueron declaradas Monumento histórico-artístico Provincial en 1962.
La portada
Hoy portada de San Juan de Rabanera fue allí trasladada en 1908 tras el desmonte por ruina del templo de la calle Real. Consta de tres arquivoltas lisas, una más, la interior, adornada con arquitos que se entrecruzan, y chambrana vegetal de pares de hojas. Apoyan los arcos sobre capiteles decorados con escenas pertenecientes al Nuevo Testamento (los cuatro de la izquierda) y relativos a la vida de San Nicolás (los de la derecha). El tímpano, de muy meritoria labor, representa un grupo de siete figuras de las que la central es la del santo mitrado en posición sedente.
El edificio
Consolidadas y limpias, las ruinas de la iglesia de San Nicolás, prueban que este edificio fue, y sigue siendo, un monumento peculiar y único. Resistió íntegro, semiahogado tras varias dependencias adosadas, hasta mediados del siglo XIX, época en la cual, por una amenaza inminente de desplome, hubieron de desmontarse sus bóvedas, quedando el resto desamparado y en lamentable abandono. Poseyó una sola nave, crucero y capilla semicircular.
Hoy sus vestigios muestran un sobresaliente interés. Se mantienen en pie gran parte de los muros de la cabecera, la fachada meridional y el cuerpo bajo de la torre. El ábside dispone de tres esbeltos ventanales, dejando entre ellas cuatro columnas geminadas a modo de gráciles contrafuertes. En las zonas más próximas al tramo presbiterial, y a cada lado, se trazó un original hueco ciego, prácticamente perdido en el lateral del norte. Sus jambas acicálanse con estilizados motivos florales, pero en el interior se señalan un par de arcos, cuyo apoyo común reposa sobre un gracioso capitel pinjante. La zona intermedia se acota con dos impostas paralelas, dibujándose en ella un redondel macizo.
Hacia el oeste, el cuerpo bajo del campanario, robusto y poderoso, se aligera con ventanales ciegas, dentro de los cuales se marcan dos arquillos gemelos y otro menor en la enjuta común.
Examinando el interior, éste se presenta aún con mayor riqueza, pues existen múltiples columnas de las que arrancaba la bóveda nervada de la capilla mayor y una lisa de cañón en la nave. En el suelo se excavó, probablemente al mismo tiempo que todo lo demás, una pequeña cripta de casi seguro uso funerario, tan excelente, que también se trasladó a San Juan de Rabanera.
Galería Fotográfica
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Un poco de Historia
- • La parroquia de San Nicolás aparece citada en el censo de 1270 encargado por Alfonso X el Sabio. Entre 1535 y 1663 se le anexionaron las antiguas parroquias de San Lorenzo y San Juan de Muriel. En su pórtico, se reunía el linaje de los Salvadores Honderos, mientras que la rama de los Salvadores Someros lo hacía en la capilla mayor.
- • La lamentable ruina de San Nicolás comenzó ya en el siglo XVIII; en 1739 un arco de cabecera que amenazaba ruina fue restaurado. En 1858 se demolieron las bóvedas que amenazaban con derrumbarse; en 1908 se desmontó la portada que fue trasplantada a la iglesia de San Juan de Rabanera de la misma capital de Soria; por fin, en 1933 se derribaron algunos de los muros en estado de precaria estabilidad. Buena parte de estos sillares se utilizaron poco después para levantar los muros que cercan la Alameda de Cervantes, el parque de la Dehesa.
- • La capilla situada en el brazo norte del crucero, que estaba dedicada a Santa Catalina, fue derribada en 1577. En 1933 durante las labores de desescombro de esta capilla se encontró un frontal románico esculpido, que representa la entrada de Jesús en Jerusalén. Santa Catalina dio nombre a uno de los doce barrios en los que estaba dividida la ciudad, la Cuadrilla de Santa Catalina.
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Referencia a un eclipse total en 1239
- • Su portada se trasladó en 1908 al testero de San Juan de Rabanera coincidiendo con las obras de restauración que se estaban realizando en esta iglesia. Así mismo se reaprovecharon los sillares del muro sur para reconstruir uno de los hastiales del transepto ya que se había derribado la Capilla de Palafox adosada a dicho muro.
- • En 1970 durante los trabajos de limpieza se descubrió el tímpano de una portada y actualmente se conserva en el lapidario de San Juan de Duero (Soria). Probablemente corresponde al tímpano de la puerta más oriental del muro sur de la arruinada parroquia soriana. Las dimensiones del fragmento de piedra arenisca conservado es de 106 cm de longitud máxima 15 cm. de grosor y 32,5 cm. de altura invitan a considerarlo perteneciente a dicho acceso septentrional pues la luz de su vano en su estado actual es de 120cm. Está decorado con dos arcos polilobulados que acogen rosetas, hay restos de un tercer arco y bajo ellos la inscripción: (obs)CVRAT(us) EST SOL(stitio) ER(a) MCCLX(xvii). La tardía fecha proporcionada por la inscripción representa un límite para la finalización del templo.
- • La inscripción fragmentaria se refiere a un eclipse solar total ocurrido el 3 de junio de 1239. Se encontró buscando la fecha del eclipse de Sol total que había ocurrido en Soria entre 1222 y 1251. La inscripción habla del año 1277 porque regía el calendario denominado Era hispánica que tenía su origen en la conquista de Hispania por Augusto. La península quedó incorporada en el 716 después de la fundación de Roma, es decir, en el 38 a. C. El calendario se empieza a usar en el siglo VI d. C. y se irá difundiendo por todo el dominio visigodo. Así, cuando nos encontremos un documento fechado en la Era hispánica hay que restar 38 años para hallar el año en el calendario juliano.