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Desde Soria hasta Arancón

 Ruinas y Yacimiento de Numancia © JaDíaz

Rutas Camino del Agua o Antonino

Por Numancia y la calzada romana


  • Camino Antonino
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  • icono rutas-datos• Tiempo estimado: 5 horas 30 minutos
  • icono rutas-datos• Recorrido: 23 km
  • icono rutas-datos• Dificultad: FÁCIL
  • icono rutas-datos• Bicicleta: 100%
  • icono rutas-datos• Época del año: Todo el año
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  • Lugares de interés   Mapa itinerario   Comer y Dormir
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La primera etapa parte de la ciudad de Soria y finaliza en Arancón, a 23 kilómetros de distancia. En el municipio de Garray, a siete kilómetros siguiendo el curso del río Duero, se encuentra el importante yacimiento celtíbero de Numancia. Garray estaba atravesada por la calzada romana, denominada Vía XXVII en el Itinerario Antonino, que conectaba Asturica Augusta (Astorga) con Caesaraugusta (Zaragoza), una de las dos vías romanas que atravesaban la actual provincia de Soria, uniendo las poblaciones celtíberas de Uxama, Voluce, Numancia y Augustóbriga.

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Lugares de interés 


Ruinas de Numancia Miliario en Renieblas Miliarios en Arancón

 

Soria

La ciudad de Soria, fuente de inspiración de grandes autores de la literatura española, es el punto de partida de la primera etapa del Camino del Agua Soriano, un trayecto de poco más de 23 kilómetros que sigue el curso del Duero para adentrarse en la apacible belleza del paisaje soriano.

Escritores y poetas pusieron letra a la ciudad y su entorno, atraídos por la tranquilidad de sus calles y la inquebrantable presencia del río. Situada en el curso alto del Duero, Soria fue desde muy pronto un enclave estratégico en el paisaje castellano. Ya en el siglo XII, Alfonso I el Batallador le otorga el Fuero Breve a la ciudad, que durante la Edad Media se convierte en cabecera de varias cañadas reales. No en vano, el primer tramo de la primera etapa del Camino Natural sigue la Cañada Real Soriana Oriental, una de las cañadas de la Mesta, que llegaba hasta Sevilla.

Testigos de este pasado histórico son los numerosos monumentos religiosos que podremos visitar en Soria antes de abandonar la ciudad. Entre ellos destacan las iglesias románicas de Santo Domingo, San Juan de Rabanera y San Juan de Duero; la concatedral gótica de San Pedro y su hermoso claustro románico, declarado Monumento Nacional; la iglesia de San Polo, de supuesto origen templario; la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XVI, que aún conserva restos de un templo románico anterior; la iglesia del Espino, una obra del siglo XIV dedicada a la patrona de la ciudad, o las ruinas de la iglesia de San Nicolás, un edificio construido en el siglo XIII cuya portada fue trasladada a San Juan de Rabanera.

Otros edificios religiosos no menos importantes son los conventos de la Merced, de San Agustín y de Santa Clara; el convento y la iglesia del Carmen, fundado por Santa Teresa; las iglesias de San Francisco y del Salvador, y numerosas ermitas, como las de la Soledad, la del Mirón y la de Santa Bárbara, entre las que destaca, en una peña sobre el río Duero, en la denominada Ruta Machadiana, la emblemática ermita de San Saturio, construida en una gruta natural donde supuestamente vivió el ilustre eremita, patrono de la ciudad de Soria.

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San Saturio

Se cuenta que San Saturio, hijo de una noble familia soriana del siglo VI, abandonó sus comodidades y entregó todas sus riquezas a los más pobres para dedicarse a una vida austera en el interior de una cueva situada a orillas del Duero. En este hermoso paraje natural, en el peñasco que cuelga sobre el río, fue construida en su honor una bella ermita de planta octogonal, donde descansan los restos del santo anacoreta desde el siglo XVI.

El templo actual data del XVII y su interior alberga unos interesantes frescos que narran la vida del santo. Uno de ellos, situado en la capilla, da cuenta de uno de los milagros de San Saturio, que puso su capa sobre el Duero para que su discípulo, San Prudencio, pasara el río sin mojarse. El reconocimiento a San Saturio como santo fue concedido por Benedicto XIV en 1743, y desde entonces Soria celebra la festividad de su santo patrono cada 2 de octubre.

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El Cerco Numantino

Situada sobre el Cerro de la Muela, a siete kilómetros de Soria capital, la antigua población celtíbera de Numancia opuso una heroica resistencia a la conquista de Roma, convirtiéndose en un mito que ha llevado a la Real Academia Española de la Lengua a reconocer el adjetivo "numantino" como sinónimo de resistencia tenaz hasta el límite.

Numancia resistió estoicamente 20 años de asedio por parte de las legiones romanas, venciendo sucesivamente a los generales del Imperio, que finalmente enviaron al más famoso, Publio Cornelio Escipión, a doblegar la ciudad. Ésta finalmente cayó por inanición en el verano del 133 a.de C.

Uno de los capítulos memorables del cerco a Numancia fue la llamada Batalla de los Elefantes. Después de que las tropas comandadas por Nobilior fueran derrotadas por numantinos y segendeses, Nobilior pidió ayuda a su aliado el rey Masinisa de Numidia, quien envió en su ayuda 300 jinetes y diez elefantes, que fueron escondidos en la retaguardia para sorpresa de los celtíberos, que nunca habían visto este animal.

La carga de los romanos hizo retroceder a los celtíberos para volver a buscar refugio detrás de la muralla de Numancia, desde donde consiguieron que los elefantes se volvieran contra los suyos y desbarataran sus propias tropas, persiguiendo después al enemigo durante su huida.

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Los Manaderos

En el entorno de la iglesia de Renieblas, junto al cementerio medieval, encontraremos un paraje de unos 100 m2 de extensión donde el agua aflora a la superficie. Se trata de Los Manaderos, unos manantiales entre los que también emergen estelas funerarias. Estos manantiales alimentan el río Merdancho a su paso por la localidad, un curso de agua que pudo ser un canal de origen romano, a tenor de los restos de sillería encontrados aguas arriba en la canalización.

El agua discurre bajo un pequeño puente medieval de dos ojos, que separaba las aguas del canal y las del manantial antes de llegar al lavadero, situado aguas abajo. Las aguas de manantial se utilizaban para lavar la ropa y las del canal, para lavar tripas y lanas.

Aguas arriba fue construida una presa, hoy poblada de una exuberante vegetación acuática y refugio de una variada avifauna. La base de un miliario romano rescatado del fondo de las aguas y colocado en la superficie, en una zona ajardinada junto al conjunto, atestigua el paso de los romanos por la localidad.

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La Sierra del Almuerzo

La Sierra del Almuerzo, divisoria natural de las cuencas del Duero y del Ebro, también es conocida como la sierra de los Siete Infantes de Lara. Narra la leyenda que los Siete Infantes de Lara almorzaron en su cumbre antes de ser traicionados por su tío Ruy Velázquez en la batalla contra los sarracenos, en el valle de Araviana. Una piedra de arte rupestre en el lugar, el conocido como "Piedro de los Siete Infantes", conmemora este episodio.

Por la Sierra del Almuerzo también discurre la Cañada Real Soriana Oriental. Su cota más alta, el cerro del Almuerzo, alcanza los 1.556 metros. Las especies vegetales predominantes de la Sierra del Almuerzo son la carrasca (Quercus ilex), el roble (Quercus robur), el brezo (Erica vagans), la manzanilla (Chamaemelum nobile), la aliaga (Genista scorpius) y el espliego (Lavandula latifolia), dentro de un rico bosque habitado por distintas especies cinegéticas.

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Enlaces de interés

 

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Etapa 1: Soria - Arancón

Camino Antonino 1


 

Numancia y la calzada romana

La mítica ciudad celtíbera de Numancia, que libró un capítulo épico de la historia de la Península, es uno de los grandes atractivos de la primera etapa del Camino Natural del Agua Soriano-Camino Antonino, un recorrido que arranca en la ciudad de Soria y sigue las huellas de la conquista romana para acercarse a los núcleos de Garray, Renieblas, Aldehuela de Periañez y Arancón.

Comenzaremos nuestra andadura a las afueras de la ciudad de Soria, que abandonaremos por el Camino del Peñón, desviándonos poco después por una pista de tierra que pasa por la trasera de una iglesia amurallada. En este trayecto, el sendero pasa bajo la variante norte de Soria y continúa casi en paralelo a la N-111, a través de la finca de El Arenalejo, dejando al oeste el Cerro Bellosillo.

En su primer tramo, el Camino Natural del Agua Soriano-Camino Antonino sigue el curso del río Duero en dirección al Norte para encaminarse hacia la localidad de Garray, muy próxima a la capital, de la que dista siete kilómetros. En su camino hacia Soria, el Duero atraviesa el Soto de Garray, una zona de terrenos aluviales de grava y arena que ocupa una extensa franja de ribera.

El Soto de Garray es una zona de gran importancia ornitológica, con más de 140 aves registradas, entre las que destacan la garza real (Ardea cinerea) y el martín pescador (Alcedo atthis). Las orillas del Soto de Garray están delimitadas por bosques de abedules (Betula sp.), sauces (Salix sp.), álamos (Populus sp.), fresnos (Fraxinus excelsior L.) y majuelos (Crataegus monogyna), entre otras especies arbóreas.

Camino a Numancia

En el camino a Garray, el sendero atraviesa una chopera y deja a la derecha un punto limpio en construcción. A la altura de la fábrica de harinas, el Camino Natural se desvía hasta alcanzar el cruce con la N-111 para entrar a Garray por el puente sobre el río Duero. Bajo los 16 ojos de este puente, del siglo XVI, se unen el Duero y el Tera, que nace al pie del puerto de Piqueras.

Después de cruzar el puente, nos iremos adentrando en el casco urbano de Garray, donde encontraremos el desvío que conduce hasta el yacimiento arqueológico de Numancia y el cartel indicativo del Aula Arqueológica dedicada al Cerco Numantino.

Situada sobre un cerro que domina la extensa llanura circundante, en la confluencia de los ríos Tera y Merdancho con el Duero, se encontraba la mítica ciudad de Numancia, emblema de la resistencia celtíbera frente a la ocupación romana, cuyos importantes yacimientos arqueológicos hacen hoy de Garray una visita obligada.

Sobre este punto estratégico, Numancia escribió uno de los capítulos más significativos de la historia de la Península Ibérica, soportando el cerco de las tropas romanas tras una recia muralla de cinco metros de altura.

Las excavaciones arqueológicas en las ruinas de Numancia llevaron al descubrimiento de dos ciudades en el Cerro de la Muela: una, la más antigua, de la época celtíbera, y otra, romana, que se construyó sobre la estructura de la primera. En las antiguas escuelas de Garray, el Ayuntamiento de la localidad ha instalado un Aula Arqueológica dedicada al Cerco de Numancia, que complementa la visita al yacimiento arqueológico. El Aula Arqueológica dedica dos espacios distintos a cada uno de los dos mundos enfrentados: el celtíbero y el romano, separados entre sí en dos salas divididas por una recreación del muro del cerco.

Sin embargo, el mundo romano no solo dejó su huella sobre la ciudad numantina. La actual localidad de Garray estaba atravesada por la denominada Vía XXVII en el Itinerario Antonino, una calzada romana que conectaba la población de Asturica Augusta (Astorga) con Caesaraugusta (Zaragoza). Esta calzada era una de las dos vías romanas que atravesaban la actual provincia de Soria, uniendo las importantes poblaciones celtíberas de Uxama (Osma), Voluce (Calatañazor), Numancia y Augustóbriga (la actual Muro).

Evocando este pasado, en los últimos años se viene celebrando una marcha denominada "Numantóbriga" sobre la Vía XXVII, con escenificaciones históricas en distintos puntos de la ruta.

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Renieblas y La Gran Atalaya

Después de atravesar Garray, saldremos de su núcleo urbano por la carretera de Calahorra (SO-615). A la altura del polideportivo municipal, nos desviaremos a la derecha por una pista de tierra que, entre acequias y extensas tierras de labor, nos llevará hasta la localidad de Renieblas. Un cerro situado al noroeste de este pueblo alberga los restos arqueológicos de varios campamentos romanos que fueron levantados durante el cerco a Numancia, y que su descubridor, Adolf Schulten, dio en llamar La Gran Atalaya.

En el cerro de La Atalaya, sobre la colina situada a unos 1.138 metros de altitud sobre la confluencia de los ríos Moñigón y Merdancho, el ejército romano llegó a erigir hasta cinco campamentos militares en sucesivas épocas. La ubicación era inmejorable, puesto que la visión de Numancia, a unos ocho kilómetros de distancia en línea recta, no presentaba obstáculo alguno. Los campamentos I y II fueron construidos alrededor del 195 a. de C.; el campamento III, levantado durante el ataque de Nobilior, es el que mejor se conserva, y llegó a estar defendido por 27 torres, mientras que los campamentos IV y V fueron datados por Schulten entre los años 75 y 74 a. de C. Hasta La Gran Atalaya también llegaba la calzada romana.

Las elevaciones del terreno son, sin duda, la principal característica del paisaje en el entorno de Renieblas, donde se distingue el Monte Tiñoso, que goza de excelentes vistas al Campo de Gómara, al Puerto del Madero, a la Sierra de Cabrejas e, incluso, al lejano Moncayo. Los habitantes de Renieblas tienen por costumbre subir a merendar al Alto del Tiñoso una vez al año. En este entorno natural también son frecuentes los humedales, donde podremos distinguir saúcos (Sambucus nigra), olmos (Ulmus sp.), álamos, sauces y majuelos.

Continuando nuestro trayecto, nos desviaremos a la derecha por un camino que cruza el término municipal de Velilla de la Sierra y, en dirección al Este, por un tramo que coincide con la calzada romana, llegaremos al núcleo urbano de Renieblas, donde el agua sigue siendo la principal protagonista.

Al entrar en Renieblas, encontraremos una senda peatonal que nos llevará hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Cruz, de estilo gótico, pero que conserva restos románicos. En su cara noreste destacan varias estelas medievales que parecen apuntar a la existencia de una necrópolis, muy cerca de la cual apareció un fragmento de miliario romano. Los miliarios eran columnas de piedra que en las calzadas romanas marcaban las distancias en millas romanas (1.481 m). En Renieblas también encontraremos las ruinas del palacio de los Luzones y tres relojes de sol en piedra realizados por Don José de Vera.

Desde la iglesia de Nuestra Señora de la Cruz, continuaremos caminando por el casco urbano y saldremos de Renieblas por el camino de Canos. En las inmediaciones de esta población, abandonaremos este camino para tomar otro que sale a nuestra derecha y que, en dirección al Este, confluye con la carretera que une Almajano con Aldehuela de Periañez. Continuando el trayecto por esta carretera, en dirección al Sureste, llegaremos a Aldehuela.

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Aldehuela de Periañez

Siguiendo los pasos de la calzada romana que unía Uxama y Augustóbriga, nos encontraremos con Aldehuela de Periañez, un municipio englobado en la comarca del Campo de Gómara que también estaba atravesado por la Vía XXVII. Testimonio de este pasado son los restos de distintas villas romanas encontrados alrededor de la localidad, donde también han aparecido asentamientos prehistóricos.

El recurso hídrico más destacado en Aldehuela es el río Chavalindo, subsidiario del Merdancho y del Moñigón, que cruza el término municipal. También existen otros arroyuelos como el de Las Navas y el del Valle. El pueblo está situado en la ladera de la Sierra del Almuerzo, en un entorno de estepa donde antaño existió un encinar (Quercus ilex), del que actualmente solo quedan algunas decenas de ejemplares.

En Aldehuela de Periáñez encontraremos la iglesia de San Juan Bautista, una construcción gótica del siglo XVI, con cabecera y crucero barrocos, en cuyo interior destacan retablos del siglo XVII y alguna talla románica. Junto a la iglesia, encontraremos una fuente construida en sillería y un lavadero típico de los pueblos de la zona.

Bordeando la iglesia, seguiremos la ruta por el camino a Arancón por una pista de tierra que pasa por un Vía Crucis. Después de cruzar la carretera de Renieblas a Aldealpozo, nos encontraremos con el camino de Renieblas, que poco a poco se va acercando a la antigua vía férrea de la línea Soria-Castejón. Antes de cruzarla, tomaremos el camino de Carramediana en dirección al Norte y, después de caminar un kilómetro, llegaremos a Arancón.

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Arancón

En las faldas de la Sierra del Almuerzo y el Cerro Cencejo, a una altura media de 1.065 metros sobre el nivel del mar, encontraremos el municipio de Arancón, cuyo término linda al norte con Narros; al sur con Tozalmuro, al este con Aldealpozo, y al oeste con Aldehuela de Periañez. Los ríos más importantes del municipio son el Chavalindo y el Cañuelo, también conocido como Trascastillejos. Arancón es un pueblo dedicado fundamentalmente a la agricultura, con terrenos destinados a cultivos extensivos de trigo, cebada, centeno y girasol.

En Arancón también encontraremos un complejo hídrico, compuesto por dos fuentes, la Fuente Vieja y la Fuente Rana, y un lavadero. Arancón conserva los restos más importantes de la calzada romana que unía Uxama y Augustóbriga. Muy cerca de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en el área recreativa junto al templo, podremos ver dos grandes miliarios datados entre el 132 y el 131 a. de C. Detrás de la iglesia, en el paraje conocido como Las Eras, se encuentran otros tres miliarios, que serán trasladados al lugar donde están expuestos los dos primeros.

La iglesia parroquial es el principal monumento artístico de Arancón. De origen románico, Nuestra Señora de la Asunción fue profundamente transformada durante el siglo XVIII. En su interior, bajo el coro, se encuentra la supuesta piedra bautismal del templo originario, además de varias tallas barrocas. La robusta torre cuadrada adosada a su planta es románica. En el cercano Cerro de San Bartolomé, donde encontraremos las ruinas de una pequeña ermita, también han aparecido restos de un antiguo castro de la Edad del Hierro.

© Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente 2013

 


 

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